Darse un lugar

Nos dejamos querer, nos dejamos conocer, nos dejamos tratar y maltratar tanto como queremos, tanto como toleramos.  
No es un asunto de los otros el hacernos víctimas o héroes, es un asunto de cada uno.
Se trata de darse un lugar, saber hasta dónde es deseable ser o no parte de la vida de otros (y qué parte) y establecer el límite.
Encontrar ese límite es lo difícil, ese límite que solo es concreto el momento en que alguien lo toca, lo atraviesa y se convierte en un aprendizaje.
Darse un lugar en la vida, en la propia, en la de otros, es un asunto personal, es un asunto que no compete a otros, por poderosos que se sientan en la vida de los demás.
Muchas veces no está claro y esa es la vida, aprender el límite propio y el de los demás para convivir y sobrevivir al desencanto.

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