Aprender andando
Aquí en Madrid, para decir que uno caminará de un lugar a otro, la expresión que se usa es "voy andando".
Después de muchos años de conducir a todas partes llegué a vivir en Madrid y la ciudad, me invitó a andar. En ese camino he conocido, aprendido y comprendido que las experiencias que se hacen andando son interesantes y muchas veces conmovedoras y que en una ciudad que se deja andar, las oportunidades están ahí, a cada paso.
Ayer, por ejemplo, andando para hacer un par de compras, descubrí una placa:
Al poeta Miguel Hernández
que compuso en este lugar,
las famosas
NANAS DE LA CEBOLLA
en septiembre de 1939
"La cebolla es escarcha
cerrada y pobre
escarcha de tus días
y de mis noches"
...
Al pasar y descubrir esta placa, tomé una fotografía y al compartir con amigos apasionados de la lectura, que agradecieron mi error y aprovecharon para preguntar dónde estaba la placa... Como siempre, tuve que ir a investigar para poder responder la pregunta.
Resulta que, la residencia de mayores que hoy está ahí, y por la que paso muy frecuentemente, durante la guerra civil española fue una cárcel y allí, Miguel Hernández, se enteró que su segundo hijo se alimentaba de leche y su mujer, de cebollas.
Escribió las Nanas de la cebolla en trozos de papel higiénico, preso, atrapado por la ternura.
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