Los otros beneficios del coaching




Cuando hablamos de procesos de coaching, es natural concentrarse en su verdadero objetivo: Ayudar a una persona a plantear sus metas, convertirlas en objetivos, trazar un mapa de ruta y acompañar  su descubrimiento.  El núcleo de todo proyecto de coaching es y será siempre el coacheé.  Todo esfuerzo se enfoca en que cumpla sus expectativas, se sienta escuchado y acompañado a lo largo del camino.  El éxito o fracaso de un proceso de coaching, se mide en el bienestar del coacheé, en su claridad, en los beneficios que trae para su vida.

Aunque he leído artículos, libros y manuales; conocido herramientas, entrenado mis capacidades para escuchar, no me he encontrado aún con algo que tengo hoy en mi mente luego de varias jornadas de trabajo en un proceso de coaching ejecutivo:  los otros beneficios del coaching: aquellos que recibe el coach.

Más allá de un ejercicio profesional productivo, ser coach trae consigo además de una enorme responsabilidad, privilegios que apuntan a un importante crecimiento personal .  Entre ellos:

-       Aprendes a aprender ¿Cómo es eso?  Simple. Una sesión de coaching es un espacio en el que observas a la otra persona aprender de sí misma, de sus propias reflexiones.  Hay alguien que frente a tí generosamente se mira por dentro, responde preguntas, saca conclusiones, toma decisiones.  Ser su espejo, implica además de permitirle verse, observar y aprender.

-       Aprendes a escuchar en toda la dimensión de la palabra. Escuchar con atención, preguntar con curiosidad, escuchar sin distracción, sin que nada más exista.  Este mundo necesita eso. Escuchar para escuchar, para saber, para recibir. No para contestar.

-       Aprendes a mirarte  como una persona vulnerable, con fortalezas y debilidades, gracias a un coacheé que está dispuesto a dejarte ver las suyas.

-       Recibes generosa buena energía.  Que alguien salga de tu oficina diciendo honestamente “gracias por escucharme” es un absoluto privilegio.

-       Conoces un mundo distinto cada hora. No hay dos seres iguales. Cada sesión es distinta, hasta con la misma persona.  Es un ejercicio de creatividad y descubrimiento permanente.

-       Pones el mundo en movimiento. Cuando al conversar un coacheé descubre que aquello que le detiene es algo que puede vencer y decide salir de la situación en la que se encuentra, un mundo se pone en movimiento.  El mundo de una persona, que multiplicado por lo que está en su entorno, genera cambios verdaderos.

-       Ejercitas tu inteligencia desde las emociones y la cabeza. Una sesión de coaching te obliga a detectar cada minuto toda señal que permita mover el proceso. Cada sesión te entrena, cada coacheé te brinda la oportunidad de potenciar tus capacidades.

-       Descubres otra forma de ayudar.  Porque descubres que no sabes todo, aceptas que es la otra persona la que sabe y es capaz de resolver su vida. Aplica a todo. Nunca más te sientes en la posición de intervenir en la vida de otros. Aprendes a confiar y a creer en los otros.

Estos son algunos de los beneficios que he encontrado desde que soy coach. Es después de cada jornada de coaching que me siento entusiasmada, agradecida y comprometida a  asumir los nuevos retos a los que me invitan mis coacheés, personas que han llegado pensando que soy yo la que sabe.


María Augusta Iturralde
Junio 2015




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