Cosas que pasan, personas que pasan.


En las buenas, en las malas, en las cotidianas.
Cosas que pasan, pasan, generalmente lo que dejan es un aprendizaje. Las personas que pasan, dejan huella, siempre dejan huella, grande, pequeña, bella, deforme. Dejan huella.

Dicen que cuando uno está en las buenas, las personas que te rodean, están ahí para disfrutar, cuando estás en las cotidianas, pues la gente que te rodea es quien vive contigo el día a día, y solo eso; en las malas, las personas que se mantienen cerca son aquellas que no te abandonarán, que te quieren con certeza.

Tocar fondo tiene una ventaja; no puedes ir mucho más abajo, tienes solo que encontrar la salida del hoyo. Es ahí cuando junto a tí,  procurando que encuentres el aprendizaje, están esas personas que te prestan la mano,  el hombro o al menos te piensan, te miran, te hacen saber que están. Otras que huyen del susto, otras que simplemente dejan saber que no están para tus malos ratos.

Está claro que aceptar esas presencias y esos abandonos sea parte del aprendizaje que dejan los momentos malos.

Es naturaleza humana supongo, filtrar y estar presente finalmente en lo que uno quiere, voluntariamente. A quienes voluntariamente han estado cerca de mí, en las buenas, en las malas y en las cotidianas gracias. En las malas, no he sido simpática, no he sido fácil, pero su presencia, su consejo oportuno, su cariño, su llamada, su mensaje, el cafe´de la tarde, han sido maravillosamente reconfortantes. A quienes no, pues no hay drama, nos veremos en las buenas, que espero sean muchas, muchas.



En busca de la buena estrella hacemos cosas, buscamos aprobación, inventamos, actuamos, callamos, dejamos pasar... de pronto y la felicidad se nos cruza en el camino.


Comentarios

  1. "Tocar fondo tiene una ventaja; no puedes ir mucho más abajo, tienes solo que encontrar la salida del hoyo." Me quedo con esas palabras. Solo encontrar el camino... o encontrarlo solo.

    A mí me hubiera gustado tener una amistad al estilo de los 4 mosqueteros, pero he descubierto que soy totalmente distinto. Yo me acerco a las personas cuando estoy bien, y me alejo cuando no estoy bien. Yo las he ayudado pero cuando se trata de mí, pienso que debo resolverlo solo. Pero pese a la distancia, las miro desde el fondo, empiezo a ver el borde del hoyo, y tardo un poco en salir.

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  2. Encontrar la salida no es fácil y saber que hay quienes están contigo para prestar el hombro puede ser útil.
    La vida es un ir y volver conviviendo con otros, que tienen sus propios rollos, sus momentos, su derecho a sentirse únicos. A veces es bueno buscar las salidas solo, pero no descartes que dos cabezas piensan mejor que una y que la distancia no siempre es buena, siempre hay alguien por ahí que podría darte una mano.

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