el álamo de la Ceci
Hace varios meses (aún parecen pocos), la Ceci me regaló la ramita de un árbol. Como todo lo que ella hacía, de algo que parecía un detalle poco significativo... mínimo, surgió algo realmente especial. Hoy esa ramita es el árbol más bello de mi jardín. Lo miro y lo admiro, aprendo y comprendo que sin saberlo, la Ceci dejó ahí, en ese espacio un legado para recordarla siempre, para apreciar ese talento de hacer de los mínimos detalles algo único, cargado de significado.
El álamo de la Ceci está ahí, ella está siempre ahí.
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