Esta boca es mía



En boca cerrada no entran moscas decían las abuelas.
La palabra una vez que se pronuncia, no regresa. Lo que vuelve como un boomerang son las consecuencias… una sonrisa, un silencio, otra palabra, una respuesta finalmente que puede llegar sin palabras.

En este va y viene de palabras, respuestas, palabras, he reflexionado sobre el concepto de la integridad, esta cualidad que nos “autoriza” a tomar decisiones y comportarnos. Se supone que es la concepción de nosotros mismos: creencias, palabras, acciones. Simple: Lo que pienso, lo que digo, lo que hago. Simple sería encontrar la coherencia.

Aunque de más jóvenes nos creemos más sabios la vida finalmente nos enseña a escuchar, pero también conforme pasa el tiempo resulta más fácil hablar y ahí, asumir los resultados de decir: esta boca es mía.

La integridad…. ¿Quién dijo que decir lo que te de la gana es muestra de libertad? ¿dónde están los límites?... Insisto. Hay un potencial boomerang.

Decir algo, implica la responsabilidad de comprender que no estamos solos y que nuestros límites se encuentran donde empieza el metro cuadrado del otro y mientras más cariño, importancia, cercanía haya con la otra persona, resuta mas importante pensar bien antes de decir cosas y más todavía a la hora de actuar. Es entonces, donde entra en funcionamiento el concepto de la integridad. Si digo que te quiero, pues te trato con cariño, si tengo que decir que algo me molesta, lo hago con respeto y frontalidad… luego puedo con certeza, aceptar, que esta boca es mía.

Y si alguien se complica con lo que aquí digo, pues es mi blog y esta boca es mía. Estas manos y teclado, míos. Aquí digo lo que pienso pensando en lo que digo. Tengo que decirlo.



Algo invisible me exigió, que no tirara palabras al viento.
Fito Páez

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