Habla, grita, insiste sin miedo

Es invierno.

Ahora vivo frente a un parque en el que el lago, las aves y los transeúntes comparten momentitos de su tiempo. Por ahí paso yo cada vez que voy al centro de la ciudad y siempre en el mismo lugar, una escultura me habla... grita e insiste sin miedo.

Echo Statue. Hans Christian Andersen Gardens. Odense, Denmark.

Aunque es invierno nadie le cuestiona por andar desnuda, por ser de bronce, por ser antigua, por ser mujer... ella habla, grita, insiste sin miedo, sin importar quién pase por ahí, o si es de noche, o si está sola. Ella habla, grita, insiste sin miedo.

Cuántas mujeres hemos tenido que aprender, ya de adultas a hablar, gritar e insistir sin miedo. ¡Cuántas aún no aprenden! ¡Cuántas sienten que no lo merecen!

Hoy siento dolor por quienes viven con miedo, tristeza por quienes juzgan y sostienen su poder en el miedo que ocasionan, siento asco por quienes abusan, horror por quienes lo justifican.

Hoy hablo, grito e insisto, sin miedo. Me comprometo a hacerlo siempre, abrazo a mi hija, a mi hermana, a mi madre, a mis amigas para que no se sientan solas y hablen, griten, insistan sin miedo.

Abrazo a mis hijos, hombres buenos que saben que la vida es mejor compartida y que el buen trato es vital.

Hoy admiro a Echo, la escultura que está ahí recordándome siempre que ser mujer puede ser bello, que no hay por qué tener miedo.




Comentarios

  1. Maravillosa hija. Habla, grita, insiste sin miedo. Para eso creciste.

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